domingo, 5 de diciembre de 2010

Carta a mi mitad

Pequeño, esto no son consejos, ni dogmas que tengas que seguir. Simplemente es todo lo que puedo hacer por ti ahora que no estoy a tu lado para tumbarnos en la cama y hablar sobre como te va la vida, como nos sentimos o sobre lo buena que estaba la comida de mama.
No sé como empezar esto por que realmente es difícil y para variar no quiero ser brusca. Pero empezaré diciéndote que no siempre la vida es justa, y que es una verdad a medias eso de que siempre recibes lo que das. Sí es cierto, recibimos cuando damos, como cuando le enseñas a Hugo algo y él te responde con una sonrisa o un beso, o cuando te cansas de estudiar y recibes una buena nota…pero sólo recibes cuando eliges a la persona correcta a quien dar o lo correcto en lo que esforzarte. Tú eres de esos que repartes todo lo que tienes, te das al completo en un espacio muy corto de tiempo sin conocer a quien realmente tienes delante y ese es un gran fallo, aprende a conocer a los demás y a ser selectivo con quien tienes al lado. No, no te digo que a partir de ahora te conviertas en alguien desconfiado sino que simplemente te guardes algo tuyo para ti, que sientas que existe una parte de ti que solo le darás a alguien que realmente lo merezca. Porque así cuando las cosas acaben no te sentirás vacío, te mirarás dentro, algo que creo que haces ahora muy a menudo, y dirás “joder, este soy yo, lo que pensaba que había perdido todavía existe”.
Y, es cierto, nos miramos en el espejo del que tenemos delante pero no siempre es así, hay veces en las que sólo es necesario que tú sepas quién eres para sentirte seguro y feliz con lo que haces.
La seguridad en uno mismo es algo muy importante Dani y si hay veces en las que no te sientes seguro de ti mismo piensa en todo lo que has conseguido en tu vida, las metas que una a una has ido alcanzando, con mayor o con menor esfuerzo, pero que están hay, lo realizado que te has sentido cuando has conseguido tus objetivos. Y si esas metas no son suficiente para ti, no te dan la seguridad que todavía necesitas para dar otro paso hacia delante, mira a tu espalda solo por un segundo y siente todas las manos que te sujetan para que no te caigas.
Ahora sé que sólo te preguntas ¿por qué? Y no hay explicación para ese por qué, las cosas pasan por que no todos somos iguales y a veces no encajamos, es ley de vida, para encontrar primero hay que buscar. En esa búsqueda encontrarás bueno, peor y mejor, pero cada situación y relación te aportará algo distinto que te hará crecer como persona por que al fin y al cabo de eso trata la vida.
No quiero acabar esta carta a mi mitad, tú, sin darte un consejo. Y es que te quieras más a ti mismo, que convivas con tu parte mala, que la sobrelleves y que aprendas a quererla porque, a veces, son esos pequeños defectos los que nos hacen diferentes, únicos e importantes para los demás. Pero no dejes de cuidar lo bueno que tienes, lo que también te hace único, tu parte positiva, tu sonrisa.
Disfrútalo todo por que las cosas solo pasan una vez en la vida y hay veces en las que también está bien llorar un poco y darnos cuenta de que no somos tan fuertes como creemos.
Somos humanos pequeño y como tales nos equivocamos, así que no sigas martirizándote y deja de querer llenar ese hueco que tanta falta te hace llenar con cualquiera, espera y disfruta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario