domingo, 6 de marzo de 2011

Ventana, como cada mañana.


Creo que mi capacidad de comprensión se fue anoche por el trocito que había dejado abierto de la ventana. Se fue con ella también mi confianza en el inconformismo del ser humano, en lo impulsivo de la juventud.  Desapareció la certeza ,que hasta ese momento tenía, de que le mentimos a los demás para no mentirnos a nosotros mismos, y no al contrario.  Y también se alejó despacio lo que yo creía el principio básico de la felicidad, no ser hipócritas con uno mismo.

Pensé que quizá  era la manera que tenían los demás de hacerse inmunes, de pasar por la vida de puntillas, sin hacer mucho ruido, de no hacerse daño haciendo daño a los demás, de no tener que sentir miedo, de no dudar.  

Y  abrí la ventana y grité, que quiero seguir dudando, que quiero hacer daño, porque eso significará que le he importado a alguien, que quiero decir la verdad sin arrepentirme, que quiero arrepentirme por no saber mentir y que quiero mirarme al espejo y reconocerme.

No quiero acabar siendo un autómata hecho de parches de noches en el cine con la mano de alguien entre las mías y la cabeza en otro sitio, de horas de excusas para cinco minutos de libertad, no quiero ser situaciones que han hecho sentir bien a los demás y que yo no sentía. 

viernes, 25 de febrero de 2011

1 mes


Despertarme en tu cama, con olor a ti, con olor a algo nuevo, a oportunidades e ilusiones que no se quedan en el aire. Tenerte cinco minutos al día, lo justo para echarte un poco de menos, escuchar como respiras, como te ahogas. No entenderte, no saber lo que quieres y  saberlo. Desesperarte, besarte a escondidas en un ascensor, despedirme de ti sin besos. Que mi pelo roce tu tripa, escuchar música, ver fútbol internacional, comer pasta a media noche, morderte. Y saltar, y que todo estuviese más cerca, y no conformarme solo con soñarte.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Nestea


Vivir entre cigarros, chocolate, conversaciones sin sentido, recuerdos recurrentes, desgana.

Vivir entre horas que pasan lentamente, planes, fiestas en las que esperas que alguien aparezca por la puerta.

Vivir entre música a todo volumen, duchas con agua demasiado caliente, despedidas.

Vivir corriendo, pensando en la media hora del tren, estando ausente.

Vivir cruzando miradas, una sonrisa.

Sobrevivir.



lunes, 7 de febrero de 2011

Não-indiferença

El pelo se quedó revuelto, los mechones se le pegaban a la cara y aunque se esforzaba no era capaz de despegarlos. Las gotas caían calándole el vestido color cereza que se había puesto para la despedida, pero no le importaba. Cuando vio el tren alejarse por las vías sintió que las cosas habían dejado de tener sentido, con los zapatos y el bolso en la mano, el vestido pegado al cuerpo y el maquillaje malogrado comenzó a llorar, de una manera que se le antojaba ajena, no sentía como suyo aquel llanto. Notaba como las lágrimas caían por su rostro confundiéndose con la lluvia y de vez en cuando se le escapaba algún sollozo, pero prefería pensar que era otra persona la que lloraba en los andenes. No quería sentirse estúpida sabiendo que no lo volvería a ver nunca más.

lunes, 17 de enero de 2011

Karma

Karma:  ley universal que nos enseña que por cada acción nuestra habrá una reacción lógica. Todos actos tiene una consecuencia.

Acción-reacción, es un compuesto que me induce un poco al pánico y ha preguntarme hasta que punto nuestras acciones pueden ser medidas. Es decir, si hacemos algo de lo que no somos conscientes de que sea perjudicial para alguien pero al final resulta siéndolo ¿es igual de castigado que una acción de la que somos conscientes que es perjudicial y aún así seguimos haciéndola?. 

La verdad, no lo sé pero me da la sensación de que actúes consciente o inconscientemente el Karma existe y acaba por demostrarte la realidad de las cosas. No hablo de que si le robas la cartera a alguien al día siguiente o en un mes te vaya a ocurrir a ti. Es algo que va más allá, hace que tarde o temprano pases por la misma situación, que te pongas en el lugar de la otra persona y sufras o disfrutes en la misma medida que lo ha hecho la otra persona por lo que tú hayas hecho o dejado de hacer.

Veintiún años para darme cuenta de esto, cuanto nos queda por aprender.